dimecres, 30 de gener del 2008

A carro regalado no le mires las ruedas

Lunes, 24 de diciembre: El pedido
Con las compras con tarjeta de crédito me dan puntos. Veo por internet que en unos pocos días me caducan 600 puntos así que consulto el catálogo de regalos. Está lleno de chorradas. Las dimensiones de mi nanococina limitan el número de electrodomésticos por muy pequeños que sean, así que opto por el carrito de la compra. En la foto es de un bonito color azul y indica que es plegable. Hago el pedido y me felicito por tan buena elección, porque estoy hasta los coj... de cargar con la cesta. ¿Por qué no se me habría ocurrido antes?

Jueves, 24 de enero: El engendro ha llegado
Llamo a la oficina de la caja y pregunto si ha llegado el pedido.
-Sí, sí, aquí hay algo a tu nombre, pero no parece un carrito, es muy pequeño, no se...
-Ya, ésta es la gracia, que es plegable
(soy una bocazaaaaas)

Viernes, 25 de enero: La entrega del engendro
Me presento en la oficina y pregunto por el carrito. Ah, sí, espera que lo voy a buscar. La señora vuelve con algo que parece una bolsa de nylon doblada, con un estampado horroroso a rayas. Coño, en el catálogo era de color azul. No puedo evitar quejarme.
-Bueno, no se si funcionará bien, pero desde luego que el estampado es como tiene que ser: de carro de vieja chocha.
Los banqueros se ríen demasiado. Todavía no sabía por qué.

Cuando llego al trabajo y lo saco del envoltorio se me cae el alma a los pies. Era la cosa más cutre que había visto desde la última vez que entré en un Bazar Oriente. Una bolsa a cuadros, con asas y ruedecitas desplegables, pero sin armazón que le dé forma. Hago un simulacro en el laboratorio, cargándolo con unas cuantas botellas de agua destilada; no lo veo muy claro. La bolsa se dobla, pero se desliza aceptablemente, por lo que decido someterlo a la prueba de fuego: visita sabatina al mercado con mi progenitora.

Sábado, 26 de enero: La hecatombe final
Decido estrenar la cutrebolsa de pakistaní metiendo dentro un calefactor estropeado para llevarlo a un Punt Verd (nombre con tufillo ecologista con el que ahora se conocen las antiguas chatarrerías). Son las 9:30h de la mañana cuando salgo a la semidesierta calle camino al mercado. Sólo he recorrido dos metros cuando me doy cuenta de la desgracia: las ruedas de la bolsa-engendro no son de goma, son de plástico. Este detalle aparentemente banal hace que la silenciosa calle Rosselló a esas horas se llene con un CLACLACLACLACLACLACLAC de las ruedas de mi maldito carrito sobre el grabado de las baldosas de la calle.
Sigo caminando toda digna y desafiante arrastrando una bolsa que suena como un maletón de 25kg, pero cuando un señor bigotudo unos metros más adelante se gira con extrañeza para ver qué es tan ruidoso, se me empiezan a bajar los humos. Dos calles más allá, ya he descendido a los infiernos de la vergüenza y llevo el supuesto carrito de la compra bamboleándose en volandas, con las asas a punto de seccionarme el antebrazo y las ruedecitas golpeándome los tobillos.
Corolario: ningú no dóna duros a quatre pessetes

(Foto: día de mercado en Delft)

A on?



Para el navegante que no sabe a dónde va nunca hay vientos favorables.
(Séneca?)

dimarts, 29 de gener del 2008

Id hacia la luuuuuuuuz!!!!!!


Supersticiones



No creo que vuelva a cocinar palmípedos en unos cuantos años. Hace unas semanas me atreví finalmente a preparar magret de pato con manzana y tuve una noche para olvidar. Está visto que me trae mala suerte.

Apéndice

Anoche, tras escribir la anterior entrada me quedé un poco mosqueada, a raiz de mi confesión pública de hacer un pesebre con árbol de navidad integrado. Sabía que había una palabra acabada en -ismo para designar la mezcla de creencias, filosofías o doctrinas diferentes e incluso contradictorias.

Qué rabia sentimos cuando no nos salen las palabras. La sensación de tenerlo en la punta de la lengua pero que no acaba de salir...hoy he vuelto loco a Google y finalmente lo he encontrado: Sincretismo. Ser coherente consume demasiados recursos (materiales, mentales, espaciales).

dilluns, 28 de gener del 2008

Las figuritas de Gladiator


Gladiator llevaba en el bolsillo de su peplum azul una bolsita de cuero con unas figuritas que a mi me recordaron a las saltamuelas que se esconden a traición en el tortell de reyes. Son los Dioses de los Lares, un culto muy antiguo que se rendía a los dioses protectores del hogar. Los monigotes en cuestión se situaban en pequeños altares dentro de las casas. Con el tiempo se incorporaron figuras que representaban las almas de los antepasados, especialmente la figura del padre. Cuando Gladiator muere, alguien entierra la bolsita con los dioses, porque su estirpe termina con él.
De alguna manera el cristianismo asimila esta idea y TACHÁNNNN!!! miles de personas acaban sacrificando un poco del escaso espacio de sus cuchitriles para montar un altar con luces y figuritas de nuestros antepasados (ejem), la família divina.
En mi caso hay un claro problema de espacio, por lo que el portal está a la sombra de un árbol de plástico del Bazar Oriente. La escenografía surrealista se completa con un papel de fondo que debe representar la Palestina de Saturno, porque hay dos lunas. Sin duda, llevo dos navidades montando un altar bastante hereje. Pero es que igualmente ya tengo pasaporte a los infiernos.

diumenge, 27 de gener del 2008

Lo que tiene vivir sola



No me acaba de gustar cocinar para mi. La soledad y un poco de desidia degeneran en pan con tomate, fritos, congelados o ensalada. Uno solo se apaña con cualquier cosa.
(Algunos domingos intento sobreponerme a tanta decadencia; hoy he hecho potaje de alubias para unos cuantos días.)
Foto cortesía de minerva

dijous, 24 de gener del 2008

Huevos o jamón

Anoche vi por primera vez "Anatomía de Grey". Me aburrió un poco, se pasan el rato pensando en follar y en cambiar de pareja. Lo de ambientarlo en un hospital parece totalmente secundario; podría ocurrir en Corte Inglés o en mi trabajo. Aunque en mi trabajo no sólo se piensa en el tema catre, también en joder al prójimo, que parece que a algunos les da más gusto.
Bueno, a lo que iba. En la serie un tío le preguntaba a otro tú qué eres, huevos o jamón. El que es huevos da algo suyo en una relación de pareja, algo de sí. Algo importante pero que no le resulta vital. En cambio el que es jamón se da íntegramente a sí mismo, se entrega por completo.
El símil gastronómico me pareció poco poético pero muy preciso. A veces somos jamón, a veces huevos. Ser esto último es probablemente lo mejor desde el punto de vista práctico y funcional, pero sólo desde ese punto de vista. Y al fin y al cabo, no creo que esto se pueda elegir o controlar. En el fondo cada cual tiene su propia manera de amar.

dimarts, 22 de gener del 2008

Un país con lengua carrinclona


Estoy terminando el libro de Kapuscinski. Lástima que no sepa polaco (del de verdad) porque la traducción es bastante indigesta.
'La plaça africana és un gran abocador de galindaines i badomeries. Una veritable mina de farfutalla i de birimboies. Una gran pila de brolleries, nyaps i coses de poc estam.'
En negrita, palabras que no había oido en la vida, 5 palabras en dos frases. Teniendo en cuenta que se trata de mi lengua materna y que no es un libro del siglo XIX, he tomado nota del traductor, no se me ocurra volver a caer. Una traducción que no esté en sintonía con el receptor puede destrozar la percepción de un libro o una película. Y por otra parte, seamos sinceros: el catalán es un poco cursi, para ser más precisos, carrincló.
(FOTO: highway to heaven)

divendres, 18 de gener del 2008

Pues claro que no sangro

Sigo las instrucciones del Doctor A. Anteayer fui a enseñarle las bragas al tío que hacía las radiografías, porque tuve que quitarme los pantalones (o sea, los RX atraviesan la carne pero no el algodón¿?¿?). Hoy tocaba la extracción de sangre. La sala de espera era atípica: 6 filas de bancos en medio de un pasillo. Los bancos estaba puestos uno detrás de otro, como en el cine (me he alegrado de que por fin se hayan dejado de leches, las sillas en círculo en las salas de espera son absurdas, nadie va a hablar con el tío que tiene sentado delante; sólo sirve para mirar a otras personas y entretenerse imaginando qué enfermedad tendrán, entretenimiento rastrero, por otro lado). Había 12 personas cuando he llegado. Media de edad, 70 años. Menos mal que no es contagioso.

Odio este tipo de pruebas porque NUNCA salgo de casa sin haber desayunado. No puedo dar cuatro pasos sin haber tomado un café y haber comido algo. Así que he llegado al CAP como una alma en pena. Como un zombie. ¿Cómo lo hace tanta gente para llegar a la oficina y desayunar allí?

La enfermera que me sacaba sangre parecía un poco contrariada, tenía tres tubos que me iba enchufando succesivamente, pero costaban de llenar; la sangre se negaba a salir. Y yo pensaba señora, es que ahora mismo no tengo sangre, soy un muerto viviente.

---EDITO para añadir que la circulación normal de la sangre sólo se reprende cuando se le echa combustible, o sea bocata queso manchego en el típico bar gallego con palillos por el suelo que hay por los aledaños de cualquier ambulatorio.

dimecres, 16 de gener del 2008

Empecé la noche entre copas...(reconciliación imposible)

Un poco cansada de regalarle corbatas a mi padre para reyes, este año intenté ser más original. Les regalé a mis padres un curso de cata de vinos. Como me daba un poco de envidia, decidí ir yo también. Hice un curso hace 4-5 años y guardo muy buen recuerdo, poder probar varios vinos simultáneamente permite comparar y discernir aromas y sabores que de otro modo no alcanzo a identificar. Este curso es sólo de 3 días, muy intensivo, velocidad aproximada de 4 vinos/hora. Ayer tocaba rosados y espumosos.
No me gusta el cava. Es que es demasiado amargo para mi gusto. Tenía una buena oportunidad para redescubrirlo y intenté dejar de lado mis prejuicios. Me sirvieron cierto cava con bastante renombre y prestigio, la gente a mi alrededor decía que era bueno, pero yo estaba desesperada y no entendía nada: joder, a mi me olía a pólvora. A abrir el balcón la noche de San Juan. Por más que agitara la copa, olía sólo a azufre. Al probarlo, el CO2 petó en mi lengua y un breve sorbo me dejó un postgusto amargo. Desistí, no hubo reconciliación posible con el cava y no voy a caer en esnobismos: no me gusta el cava ni aunque la botella cueste 60€.

dimarts, 15 de gener del 2008

Y acabé la noche por los suelos

Pues salí del curso de cata de vinos con la cabeza un poco nublada, además era un poco tarde así que me subí al bus. De espaldas al conductor y todavía sin sentarme, buscaba la tarjeta para validar cuando de repente salí despedida hacia la parte delantera del bus. La sacudida fue tan brusca que no tuve tiempo de agarrarme a ningún sitio, pero el vuelo duró lo suficiente como para que me temiera lo peor; acabé en el suelo unos metros más allá. Un jovencito, potencial candidato a ser donante de órganos, se había saltado un semáforo. Su moto acabó destrozada bajo el autobús, que la arrastró durante la frenada. El niñato saltó en el último momento y no se hizo nada, pero yo me metí una buena leche en los riñones. Además de un moratón en la rodilla, como culminación del dolor que me acompaña últimamente.

Mi más firme repulsa a los suicidas y los inconscientes que se tiran bajo las ruedas de los transportes públicos. Pagad a alguien para que os atropelle en su propio vehículo si quereis sentir emociones fuertes. O id a Portaventura, para qué coño creeis que sirve el Dragon Khan?? pero no jodais a los demás.

(Foto cortesía de Minerva, ahí también estoy por los suelos de un transporte público pero por voluntad propia, el vagón iba lleno)

divendres, 11 de gener del 2008

Serie Mi primera vez - V, o cómo nunca voy a seducir al Doctor A.

Por primera vez he ido al CAP del barrio. Hacía años que no iba al médico pero la buena salud se acabó, se me hinchan las rodillas y me duelen las piernas como si hubiera subido a Montserrat. Así que busqué por internet el ambulatorio que me tocaba y me asignaron al Doctor A, con el que esta mañana he tenido mi primera cita.
He descubierto con sorpresa que además de mi ya conocida debilidad por las fuerzas de represión (véase foto), los jovencitos majos con bata y fonendo al cuello pero que no van de listos ni graciosos también me gustan. El Doctor A no es ni muy guapo ni muy charlatán ni pijo, pero es atento y cariñoso y me ha tratado como si fuera una pobre tullida. Al vestirme esta mañana a toda leche no había pensado en la posibilidad de que el médico no fuera un viejo tipo material de derribo, así que no iba preparada para el acontecimiento. Y aunque lo hubiera sabido, nada habría cambiado. No consigo ser seductora ni aunque me lo proponga.
Tras el odioso interrogatorio, me ha invitado a tumbarme en la camilla. Los tejanos piojosos se han levantado con facilidad hasta las rodillas. En ese momento me he felicitado por no llevar pantalones estrechos de esos que se llevan, porque me los hubiera tenido que bajar y mostrarle a mi Doctor Amor las celuliticas y blancas piernas a pleno día. Qué tragedia.
Entonces le he visto lanzar una mirada rápida de reojo hacia abajo. Además de las bambas deshilachadas, no se por qué me había puesto los calcetines más horteras que tengo, a rayas azules y verdes. Joder, es que eran los primeros que he pillado del cajón, sin darme cuenta. Y como era pronto, todavía no habían resbalado pierna abajo, que parece que no es tan ridículo si están arrugados en el tobillo. Pero no, ahí estaban los cabrones, con su insultante rayado y bien subidos hasta media pierna, coronados por unas alpargatas de tela azul. ¿Pero cómo puedo ser tan cuuuutre?
Mientras mi doctorcito me manoseaba las rótulas juraría que he visto en sus ojos un poco de vergüenza ajena, acaso una ligera sonrisa burlona. Yo me reía para mis adentros al ver mis patéticas armas de seducción, o más bien de destrucción.
Ha sido divertido, pero en mi próxima cita procuraré ponerme algo más distinguido. Los reyes me han regalado unos calcetines de calaveras, tal vez al Doctor A le gusten más...

diumenge, 6 de gener del 2008

Con cuchillo y tenedor

Mañana, la traca final. El último atracón de las fiestas, que culmina con el roscón traidor rompedientes.
A mi siempre me hacía mucha gracia ver a los mayores de mi familia acojonados con pegarle mordisco al roscón y saltarse una muela, pero no lo entendía; me parecía una exageración. Este año es diferente. Ya soy mayor: temo por mi dentadura. Tras el accidente doméstico del verano el empaste provisional de mis palas delanteras no está para hincarse en figuritas, y ya no me hace especial ilusión que me coloquen la corona de cartón. Todavía me jodería más que me tocara el haba: encima de mellada, me tocaría pagar. Mal momento, en mi cuenta se oye ulular el viento. Hermoso pareado.
Conclusión: mañana me comportaré como si estuviera en el hotel Ritz y comeré el tortell a pedacitos cortados con cuchillo y tenedor.
Apéndice: cuántas cosas dejan de tener gracia cuando uno crece o cuando no hay ningún niño en la familia. El tió, las cabalgatas de los reyes, ser coronado rey. De repente darle golpes a un tronco, ver unos tíos disfrazados (uno negro pintado con betún) lanzar caramelos como perdigones, ponerse una corona de cartón, todo resulta tan ridículo y pierde el sentido.

dijous, 3 de gener del 2008

Vuelta al curro 2008. Esto promete.

He recibido un sms de mi amigo Gus, lleno de buenas intenciones.
...feliz vuelta al curro 2008...

He constatado que los buenos deseos de los amigos NO SIRVEN DE NADA.
Hoy es mi primer día de trabajo del año. Teniendo en cuenta que 1) tenía dos cosas pendientes que terminar y 2) entre los propósitos de año nuevo figura madrugar un poco más, puse el despertador a las 7:00. A las siete de la jodida madrugada. O más bien de la noche, porque era noche cerrada cuando ha sonado la alarma del móvil. Misteriosamente, el despertador no ha sonado. De hecho, no oigo el ruido del ordenador, pero como es viejo lo atribuyo a uno de sus achaques.

Salgo de la cama y me voy como un zombie hacia la ducha pero entonces descubro que no tengo luz. No hay luz en toda la escalera. He tenido que ducharme, desayunar y vestirme sin estufa y a la luz de las velas, como en la Edad Media. ¿Será un presagio de lo que me espera?

(Foto: Un fuego en Verona ilumina las caras contgeladas
de Minerva Y el Héroe)

dimarts, 1 de gener del 2008

Concurso de Operaciones, Dolencias y Otras Cosas Fastidiosas Edición 2008

Hoy día de año nuevo he tenido comida familiar. La media de la edad en la mesa era de 64 años. No es una exageración, es un valor calculado. La media se disparaba por culpa de tres señoras ochentonas que, sentadas muy dignas y tiesas a un lado de la mesa, han amenizado el día cacareando (la lengua la tienen en forma, huhhh), criticando y compartiendo dolencias. Bueno, compartiendo no; más bien, compitiendo.
Me he dado cuenta que es uno de los deportes nacionales por excelencia. Estos concursos se producen espontáneamente en todas las edades pero la competitividad se recrudece en abuelos, obviamente porque suman más puntos y encima se interrumpen y hablan atropelladamente. Pues yo....ah, eso no es nada, yo...ahhh, y yo peor....
El mecanismo de la competición es elemental: gana quien se ha sometido a más operaciones, si son muy seguidas los puntos se triplican. La cantidad de dolencias (sorderas, cegueras, artrosis etc) y su intensidad es fundamental en la clasificación. La cantidad y variedad de pastillas diarias también, ya que es indicativo del grado de degeneración. Bonus: insomnio, poco apetito, tristeza y similares.
Esta actitud no es insólita; responde a la autocompasión propia de la idiosincrasia humana, pero la lectura adicional que he sacado del concurso de hoy va más allá y consiste en mirad qué vieja soy y que cascada que estoy por dentro y, sin embargo, lo de puta madre que me conservo.
Lejos de ser una burla, sirva esto de homenaje a mis abuelas y a mi tía abuela (que en realidad están hechas unas mozas), esperando poder asistir al Concurso de Operaciones, Dolencias y Otras Cosas Fastidiosas Edición 2009.