dimecres, 31 d’octubre del 2007

Camuflaje

Bicis que se confunden con el medio en Delft. En este caso, un canal de sopa bacteriana. Lo que más me sorprendió es que no hay ningún tipo de barrera de protección para evitar las caidas al canal.

dimarts, 30 d’octubre del 2007

El precio del m2 (de fachada)

En una época en la que en Amsterdam los impuestos se pagaban proporcionalmente a la anchura de fachada, sin tener en cuenta la superfície de suelo edificado, había que adaptarse construyendo casitas como árboles. La casa de la foto (en Oude Hoogstrat, 22) tenía tan sólo 2.02 m de ancho y 6 de profundidad.


Esto tiene una consecuencia que ahora me parece evidente pero que en su momento pasé por alto en la guía: a falta de ascensor por ser construcciones antiguas, subir las escaleras interiores de la casa para ir al dormitorio puede convertirse en una escalada de grado 6. Especialmente si se trepa con maleta.

dimarts, 23 d’octubre del 2007

Otro China Town

Paseando por Amsterdam descubrí que también hay un China Town, con sus restaurantes y tiendas y los típicos patos laqueados ahorcados en el escaparate. Lo de siempre, vamos. Esperando a ver cuando en nuestro China Town textil dan el salto y amplian el repertorio. Seguro que en breve vemos los patos laqueados al lado de Arc del Triomf.

dilluns, 22 d’octubre del 2007

Concluding remarks

He decidido no volver a viajar como mínimo en 2 meses. Pero no sólo por cuestiones económicas obvias; es que quiero estar en casa tranquilamente. Que se acumule ropa sucia tras 2 semanas sin lavar es un problema en un cuchitril de 27 m2. Además, las compañías low cost están muy bien y no tengo queja alguna del trato ni de retrasos (quiero pensar mi espera de 5 horas en Amsterdam fue por causas meterorológicas) pero echo de menos que me den galletitas o cacahuetes como a las monas del zoo. Y para colmo, resulta que cuando estoy por ahí hablo sola. Estoy de diván.

Tan sólo consideraré una posible escapada en tren, breve, no muy lejos y, condición sine quan non, acompañada. Si no, no vuelvo a salir de casa. Al menos de momento.

Serie Mi primera vez - IV

Este es el último capítulo de mi culebrón donostiarra con final feliz. Para ahuyentar los malos espíritus que volaban sobre mi cabeza recurrí a la magia gastronómica del equipo de Martín Berasategui y olvidé mi mala fortuna con un menú degustación en el restaurante del Guggenheim de Bilbao. La primera vez que comía sola en un sitio de puta madre. La comida era tan buena y el mantel tan blanco que no me atreví a sacar el periódico para ir leyendo, así que me concentré totalmente en los platos que me iban trayendo. No había otra cosa que hacer.

La magia funcionó. Pero estas cosas es mejor compartirlas con alguien.

CONCLUSIONES DE MI ESCAPADA FRUSTRADA
-El dinero no da la felicidad pero vaya si ayuda, joder
-Se confirma mi tendencia enfermiza a compensar lo malo con la comida
-No se necesita a nadie para ir al cine, ni para pasear
-Comer solo es un poco coñazo, especialmente un eterno menú degustación de 7 platos
-No creo que vuelva a coger aviones para ir detrás de un artista, esperaré a que él venga a mi

Y la más importante:
Uno propone, pero son los dioses, el destino o la suerte los que disponen.

¿No os incomoda descubrir que no controlamos nuestro destino al 100%?

diumenge, 21 d’octubre del 2007

Serie Mi primera vez - III

Mi solitaria escapada donostiarra se torció todavía más. Los dioses no me eran propicios, o más bien se habían conjurado para darme bien por saco. Llegué puntual a la sala del concierto, per a última hora lo habían anulado. No me lo podía creer. ¿Qué coño hacía yo allí? ¿Cómo podía tener tan mala suerte? ahhh los dioses son caprichosos y aprietan y aprietan, pero no ahogan...

Por suerte había tiempo para maniobrar y buscar alternativas. Me metí en el cine a ver la última de David Cronenberg, y de ahí la nueva entrega de la Serie Mi primera vez. Nunca había ido sola al cine. La experiencia fue muy buena. Repetiré.

Serie Mi primera vez - II


Era la primera vez que cogía un avión para trasladarme de ciudad y asistir a un concierto. El plan era pedir fiesta el viernes, coger el avión a las 6 de la madrugada, pasar el viernes y el sábado en San Sebastián con buena compañía y ir al concierto de David Sylvian, del que soy fan desde hace unos años.

Pero las cosas se torcieron y 2 días antes la persona que me acompañaba me anunció que no podría. Hice un balance de la situación y como ya estaba todo pagado, decidí ir sola de todos modos.

La soledad sólo se disfruta cuando se desea. Había disfrutado de mis 8 días de soledad en Holanda. Pero no quería estar sola otra vez, o por lo menos en esta ocasión en concreto. Así que ni siquiera la ilusión de ver a David Sylvian hizo que cuando sonó el despertador a las 4 de la madrugada del viernes me maldijera por ser tan gilipollas y no dejarlo correr.

48 horas más a solas con mi sombra y un silencioso lenguado que me encontré paseando por la playa.

dimecres, 17 d’octubre del 2007

El precio de los principios

Esta mañana he tenido una breve visita de mi madre. Traduzco un fragmento de la conversación en polaco, con un poco de dificultad por culpa del argot familiar intraducible de manera literal:
-niña, la taza del váter te pierde agua
-ya, ya...
-lo habrás notado en la factura del agua ¿no?
-no, tengo tarifa plana de agua porque es de depósito, 12€/mes gaste lo que gaste
-ahh...entonces...
-pierde agua desde el primer día que llegué, pero como pago lo mismo no he avisado al lampista

COROLARIO
Todos nuestros principios y convicciones tienen un precio, que además fluctua según el mercado. Si cobrara 1500€ al mes avisaría al lampista, aunque probablemente tampoco estaría viviendo en un cuchitril destartalado y edificado antes de la guerra. Pero ahora mismo mi conciencia ecologista no llega para pagar la factura de la reparación y arreglar el escape de agua. Para mi tranquilidad, procuro compensarlo recurriendo a estrategias hipócritas y ridículas: hago recogida selectiva (ojo, en 27m2, tiene su mérito), cierro el grifo mientras me lavo los dientes, cierro luces que no utilizo. Eso no cuesta nada, mientras que el lampista me desplumaría.

No tener convicciones a las que ser fiel es mucho más práctico y barato. No me siento orgullosa de mi actitud, pero las cosas son así. Ser ecologista sale caro. Cuando las manzanas con pesticidas sean más caras que las de cultivos sin porquerías, cuando la electricidad obtenida de la combustión del carbón sea más cara que la de fuentes alternativas, todo dará un vuelco. Mientras tanto, por desgracia todo seguirá más o menos igual. Porque el principal motor del mundo es el dinero, no las ideas. Es un asco.

Me invade el pesimismo, lo atribuyo a una mala noticia que he recibido hace poco. Rauxa dixit: pensar en positivo, pensar en negativo, de eso depende la percepción de las cosas.


zzzzzzzzzzzzz

Ya me he puesto en marcha, pero todavía con agotamiento atrasado. Foto: en coma diabético tras un desayuno demasiado abundante. Los buffets libres son mi perdición, no consigo dominarme.

dilluns, 15 d’octubre del 2007

De vuelta

Foto poco original para celebrar que, tras 8 días en tierras holandesas (donde no he visto a nadie llevar zuecos), aterrizo de nuevo a este mundo cruel y despiadado de despertadores, autobuses en hora punta, compañeros de trabajo gilipollas y las miradas de reojo por si viene el jefe. La foto la tomé en un mercado, al lado de un puesto de verduras enormes.
Mañana me pongo al día de los blogs, porque para mi el tiempo se paró pero vosotros el mundo no ha dejado de girar.

De vuelta.