divendres, 8 d’agost del 2008

Yo tendría que haber nacido en Grecia (o la prueba de la desidia no engaña)

Es sabido que a mi lo que más me gusta es comer. Tiene que ocurrir alguna catástrofe para que se me vaya el hambre y la gula. Estas últimas semanas son nefastas desde el punto de vista laboral, pero no lo suficiente como para entrar en la categoría de catástrofe nuclear. Consecuencia: el planeta no deja de girar y yo no dejo de pensar en comer, con lo cual los platos se van acumulando en el fregadero.
ODIO fregar platos con todas mis fuerzas, es que no lo soportoooo. Así que basta hacer jornadas laborales de 12h como para que me sienta disculpada de hacer eso tan fastidioso. La montaña de trastos va creciendo. Así fue como hace un tiempo descubrí que los cuchillos que venden en el Bazar Oriente son una mierda. Por mucho que diga inox, no resisten ni dos días de crisis laboral en el microclima húmedo y inhóspito del fregadero, se oxidan completamente y ya los puedes tirar, o bien te vas al chino y le reclamas mientras el sonríe y asiente diciendo sí, sí, cuchlillo, cuchlillo, jijiji.

Una vez fui a un restaurante griego de una cadena conocida, hace ya unos cuantos años. Al entrar nos dieron unos platos de yeso para que los estampáramos en el suelo. Ohhhh joder cuántas veces me he acordado de la fúria con la que los estrellé en el suelo del restaurante, especialmente cuando veo la guarrería en el fregadero de casa...

Hoy, en previsión de los 11 días de suplicio, decadencia y desidia que me esperan, he entrado en el Bazar Oriente, pero no a comprar cuchillos. He intentado vencer mis prejuicios y convencerme a mi misma de que ya soy mayor como para aceptar mis debilidades, mis defectos, mis cutreces. Hay cosas que ya no van a cambiar.

He comprado platos y tazas de plástico para 2 semanas!!!!!

*Foto cortesía del Héroe de las Polillas, comiendo a dos carrillos en un restaurante turcomano.

1 comentari:

Minerva ha dit...

¡Guau!, la cosa es más grave de lo que creía.
¡Ánimos!