diumenge, 3 de febrer del 2008

El hilo de la memoria

Cuenta el mito que el rey Minos de Creta tenía encerrado a su hijastro híbrido, el Minotauro, en un laberinto. El rey había impuesto un terrible tributo a la ciudad de Atenas: entregar 7 chicos y 7 chicas al año, para echárselos al pobre Minotauro y que de esta manera tuviera algo que comer. El príncipe ateniense Teseo se ofreció como voluntario para ser devorado con otros jóvenes. El tío debía estar buenorro porque la hija del rey y por tanto hermanastra del Minotauro, Ariadna, se enamoró al instante de él y le dio un ovillo de lana, para que lo fuera desenrollando a medida que recorría el laberinto y de este modo pudiera encontrar el camino de salida. Teseo entró en el laberinto, se cargó a la bestia, salió hecho un héroe y se llevó a Ariadna, aunque luego el muy cabrón la dejó tirada en la isla de Naxos. Bueno, luego el tío lo pagó muy caro.
El mito del Minotauro tiene algo de cierto, pero la historia la escriben los vencedores.
Teseo, un garrulo que venía de un modesto poblado, llegó al palacio de Knossos y se perdió, así como suena. El palacio era un complejo de diversos edificios, algunos de hasta cinco pisos, situados a distintos niveles, algunos unidos por alas porticadas y otros separados patios. Había canalizaciones de agua; tenían agua caliente y drenaje de aguas residuales. El temible laberinto del Minotauro era en realidad el palacio de Minos, el rey de una civilización muy adelantada y con una metafísica compleja. En su momento de máximo esplendor, Creta comerciaba con tejidos, aceite y objetos de alta calidad (delicatessen, vaya), tenía una flota extraordinaria y dominaba el Mediterráneo, así que Atenas tenía que pagar tributos. Obviamente los tributos en realidad no eran carne fresca, pero tratándose de culturas un poco sangrientas y en las que la práctica de sacrifios era habitual, no es de extrañar que el mito haya degenerado por ahí.
La enamoradiza Ariadna pone de manifiesto nuestra incapacidad de reconstruir los acontecimientos desde el final hasta el principio. Solemos hacer el ejercicio al revés, nuestra memoria trabaja de manera lineal y en un solo sentido, o como mucho de manera dentrítica pero igualmente hacia adelante.

8 comentaris:

Minerva ha dit...

No conocía la historia real del mito, muy interesante, siempre hay algo real, cotidiano y tangible detrás de las leyendas y tradiciones. El relato se enriquece/deforma con cada generación. Aunque debo confesar que me ha costado comprender el corolario. tiene razón el héroe, María, estás muy antropológica últimamente, ¿qué andas leyendo?

Teresa ha dit...

M'ha agradat molt l'estil en que has explicat el mite. Segur que si els profes ho expliquessin així a les escoles els xavals es quedarien tan flipats que voldrien saber més i més tant de la mitologia com de la historia. Ole, María!

Anònim ha dit...

Jo no entenc gaire el corolari... sóc curtet.

Minerva ha dit...

Héroe, creo que es un efecto secundario de tanto trabajo, monopolizamos la mente y las neuronas se pierden con cualquier otra cosa.

2+2=5 ha dit...

En Knossos se conserva el trono auténtico de Minos, hecho de mandera, y el mosaico del suelo, que es el más antiguo que se puede contemplar en la actualidad. Ah, y los cretenses (o minoicos) no tenían ejército. Sus prestigio y poder económico como comerciantes era tan grande, que nunca temieron una invasión. Y nunca la tuvieron, de hecho. La civilización se fue al garete por culpa de un terremoto (aunque algunos responsabilizan a la erupción del volcán de Santorini de la tragedia).

en27m2 ha dit...

Estoy en periodo refractario de lectura, me han regalado una subscripción a la Vanguardia durante 2 meses y no llego a terminarla. ¿De dónde sacan el tiempo las personas que leen el periódico enterito y cada día?

en27m2 ha dit...

Gràcies Teresa, però he de ser honesta: no és deducció meva fruit d'hores d'estudi...

2+2 gracias por las puntualizaciones, intuyo que estuviste por ahí en tu viaje hace unos cuantos veranos?

Minerva ha dit...

Yo también me he preguntado eso alguna vez: si compro el periódico el domingo, tengo el tiempo justo para acabar todo (periódico y todos sus complementos) antes del siguiente domingo.