dijous, 6 de setembre del 2007

El precio del olor del café

Mis padres acaban de volver de viaje y me han traido varios regalos, como ya nos conocemos todo es comestible y hipercalórico salvo una botella de tinto y un paquete de café que compraron en un badulaque, imagino que no tan cutre como el de la foto (que tenía su encanto, eh).
Lo jodido: el café era en grano. Mi primera reacción ha sido de rechazo. Qué coñazo tener que sacar periódicamente el molinillo, dejar la encimera y el interior del molino perdidos porque el café es jodido de eliminar como la arena de playa. Y al cabo de 3 cafeteras otra vez la misma operación. Y he concluido con la misma frase de siempre: no tengo tiempo.
Me pregunto cuánto pagaría por inundar ElArcaDeNoé del aroma de un café recién molido. No se trata de dinero, sinó de minutos. Intento ser realista. Cuanto pago por llenar la casa del intenso olor de la albahaca fresca recién cortada? 15' entre lavar y cortar. El olor de una tarta dorándose en el horno un sábado en que alguien vendrá a cenar? 2h y el fregadero lleno de platos. Cuánto vale poder sentarme la tarde de un domingo a ver el viento meciendo la ropa tendida mientras la casa se llena del olor del suavizante? 30'.
Pagamos más por menos. Colas en los médicos, circulación muy lenta por las mañanas, la típica cajera del súper que no se entera de nada. Quien o qué criterios deciden qué se considera perder el tiempo? por qué siento que puedo decir que pierdo el tiempo moliendo café pero no está socialmente aceptado decir que pierdo el tiempo leyendo o, aún más, yendo a trabajar?

1 comentari:

Minerva ha dit...

Poder perder el tiempo con lo quieras es un lujo (que no tiene precio).