dissabte, 29 de setembre del 2007

Consecuencias de ser ateo

Mi madre me regaló un almanaque (Almanac del Cordill) con breves explicaciones de curiosidades, tradiciones, dichos populares, cocina y otras cosas. Lo tengo colgado de la ventana de la cocina, para leer mientras lavo los platos. Una de las entradas de esta semana era una pregaria muy antigua:

Que Dios me conceda serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; valentía para cambiar las que pueden ser cambiadas, y sabiduría para ver la diferencia entre las que se pueden cambiar y las que no se pueden cambiar.

Y si no hay Dios, ¿a quien le pido eso que tanto necesito?

6 comentaris:

Minerva ha dit...

A ti misma. Tener un dios al que pedirle estas cosas es una especie de salvavidas que te ayuda a flotar, o tú mismo eres el sereno, el valiente y el sabio o te hundirás igualmente.

Teresa ha dit...

Al fregall que tens a les mans mentres rentes els plats. Tots dos (el fregall i déu) et serviran pel mateix.

Rauxa ha dit...

I si proves de donar-te la volta i demanar-li a algun dels bombers que tens darrera la porta de la cuina? Ells també són Déus a la seva manera...

Egon ha dit...

A tu cuenta bancaria!!!!

Minerva ha dit...

Tienes razón Rauxa, mira que olvidarme de los bomberos, yo que soy la responsable de su presencia en esa cocina...

Rauxa ha dit...

Muy bien, muy bien Minerva...esos son los regalos que se aprecian de las amigas...Maria te estará infinitamente agradecida...son su sutento del alma!!! :-)