dijous, 3 d’abril del 2008

Cosas de la genética

Mi yayita esta Pascua, ahí está entre pensativa y contrariada; seguramente está a punto de pedirme otra vez explicaciones sobre por qué a mi edad todavía no me he casado.
Me divierte mirarla mientras piensa, porque en ella descubro mi nariz. Es exactamente la misma, como trazada con escuadra y cartabón. Transmitida de generación en generación, sin la más mínima variación a pesar de la mezcla con otros genes.

5 comentaris:

Violeta Tomás ha dit...

Desde mis genes judíos, rompo una lanza en favor de las narices con nombre propio, generosas, contundentes, plantadas en medio de la cara, como el mismísimo cyrano: esta nariz, que llega un cuarto de hora antes de que se me vea...

en27m2 ha dit...

Sí señora, con un par! a mi las narizotas siempre me han parecido muy sexys

Egon ha dit...

Si, si... las tipas estas de la tele que tienen la misma nariz de catálogo són como androides...

Minerva ha dit...

Es verdad, el mismo perfil; para mi las narices prominentes dan personalidad. Y lo dice una que de pequeñita era tirando a chata a pesar de contar también con genes judíos... uff, menos mal que Torquemada ya pasó a la historia, ¡cuánto converso por aquí!

Anònim ha dit...

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