
Tras unas lagrimillas furtivas en el lavabo del trabajo, he salido mucho más pronto que de costumbre y sin pensarlo (será eso lo de la rauxa?) he cogido una bici del Bicing. Hoy llevaba tacones; sin duda no era el mejor día para mi bautizo-suicidio ciclista en circuito urbano tipo Gran Premio de Mónaco (léase Diagonal por la tarde, atestada de coches y peña caminando en todas direcciones y pasándose por el forro el carril bici) pero eso, el calor sofocante y mi falta absoluta de experiencia no ha parecido disuadirme. Ha sido terrorífico. He llegado 45' más tarde, empapada de sudor, con las manos temblorosas , la mente en blanco y la sensación de que no todo está perdido. Ahora, mientras escribo esto y apuro una cerveza fresquita, me doy cuenta de que la salvación es posible cuando uno es capaz de saltar por encima de sus límites.
1 comentari:
Es que los límites nos los imponemos nosotros mismos a base de miedos, prejuicios y complejos.
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